Cuando empecé con mi proyecto de Consciencia Meraki en las redes sociales solo quería compartir lo que iba aprendiendo y me hacía sentido en el marco de mi propio proceso personal. En ese momento tenía un buen trabajo, un buen salario, un recorrido profesional y académico que me había ganado con esfuerzo y dedicación pero que además me había dejado satisfacciones personales donde me sentía reconocida.
Así que cuando recibí mi primer “llamado” para ayudar o guiar a otros en su proceso de autoconocimiento y sanación, no solo me pareció absurdo sino que sobre todo me molestó muchísimo con la vida y con Dios.
Por qué yo? ¿Qué tenía de especial? Por el contrario era más que consciente de todas mis imperfecciones, de mis retos, incoherencias y sobretodo de mi ego. Iba a ser rechazada porque no era perfecta para hacer aquello que se me presentaba como mi misión.
De hecho, no me sentía en lo absoluto nada “buena” para hablar de evolución de consciencia o espiritualidad. Renegué hasta el cansancio esa opción que me ponía la vida. Y si bien existe el libre albedrío algo más fuerte que yo me decía que era mi camino. Hasta que descubrí el inmenso placer de servir.
Vinimos a ser auténticos, a amarnos en nuestra sombra y a descubrir en el ego un potencial de crecimiento y expansión.
diría que para nada se trata de ser alguien impecable que todo lo hace “bien”.
De hecho, así como nos pasa a todos, sigo en mi propio proceso de evolución, aprendiendo y recordando.
Lo que si puedo decir con total certeza, es que todo mi camino me ha llevado a amarme cada día más, a tener mayor compasión por mis errores, fracasos o debilidades. Pero, especialmente, hoy cuento con la capacidad de convertir más fácil y rápido una situación negativa en una oportunidad para crecer y ser feliz.
En mi caso personal, mis momentos más duros como mi divorcio, no tener dinero, el cambio de profesión, mi tesis doctoral o los cambios de país, han sido a su vez, los momentos que más me han hecho crecer y avanzar.
Esto es precisamente lo que hago con las sesiones de mentoría, cursos y talleres que imparto y es poder entregar una visión diferente a lo que nos pasa, para pasar de una visión de victimización a una de responsabilidad donde realmente vemos cambios.
Así que nunca se trata de lo que nos pasa sino de las herramientas que tenemos para sacar adelante cualquier desafío, reto o dificultad que se nos presente. Comprender qué heridas, creencias, lealtades invisibles o bloqueos energéticos están interviniendo en la forma en que percibimos una situación en particular.